Estamos a finales de septiembre y el otoño comienza a asomar la patita, o eso dicen, pero "la caló apretaba" como diría nuestro querido Chiquito de la calzada. Otoño significa que se han acabado los festivales, y que comienza la temporada de conciertos en salas, aunque el nombre de Málaga para algunos promotores se les atasque.
Los malagueños somos de dejarlo todo a última hora, además de que la mayoría del público de estas tierras solo suele acudir a grandes eventos en detrimento de los pequeños. Razón por la cual los promotores solo paren en Málaga para darse un bañito, comer unos espetos, y salir por patas en dirección Granada o Sevilla. Pero bueno aquí estamos nosotros que aunque peinamos ya canas, ayer nos montamos en la "caravana del metal", y pusimos dirección a Granada para ver a Vermilia, una artista finlandesa que venía por primera vez a España, y en este caso no era a Los Pacos en Fuengirola, sino en la Sala Riff en Armilla, en un entorno rodeado de paz y tranquilidad.
La Sala Riff es una sala bien coqueta, con un aforo de unas 260 personas, y con una buena equipación. Es idónea para pequeños y medianos conciertos, ya que para algunas bandas los típicos bares cuyo escenario es una tarima y una humilde PA se les quedan pequeños, mientras que salas de mayor dimensión a la Riff les vienen grande, y claro al final a nadie le gusta “palmar pasta”. Esta sala es perfecta para este tipo de eventos, y más si hablamos de metal extremo, que en este caso hablamos de black metal atmosférico. Por contra, da igual si meas sentado que de pie, ya que no encontré las indicaciones de los servicios para hombres y mujeres. Decir que tampoco tiene foso, y como última contra decir que está en Granada, para suerte de nuestros colegas granadinos, y mala para nosotros que estamos rodeados de salas que se van en su mayoría casi a las mil personas de aforo. Por desgracia no tenemos salas así de pequeñitas, y cucas en Málaga.
A lo que vamos, que los fineses capitaneados por Vermilia, y franqueados por señores sin rostro (pobres, no se quitaron los cubre caras, ni en la zona de Merchan) nos dieron un recital de black metal, y folk escandinavo que pensaba que cuando saliera del concierto me iba a encontrar en Karelia rodeado de árboles nevados. Craso error, no hacía ni frío, y eso que teníamos Sierra Nevada a nuestras espaldas. 😟
Alrededor de unas cincuenta personas, cifra arriba, cifra abajo habría en la sala, poca cosa, pero bueno, peores cosas he visto. Sobre un escenario que invitaba al paganismo y la adoración de la naturaleza, y donde el micrófono era abrazado por unas ramas y hojas, la banda se preparaba para deleitarnos con un recital de metal hiperbóreo en un ambiente sombrío y melancólico. Poco más de hora y cuarto, de un show que nos hizo entrar en trance a golpe de tambor chamánico, blast beats y sonidos que creaban un lienzo claroscuro, donde Vermilia separaba a su antojo la luz de las tinieblas a base de voces angelicales, guturales, y Shriek.
Quizás por poner un pero, diría que la falta de músicos para las pistas sampleadas, no porque no quedaran bien ni muchísimo menos, sino porque todos esos instrumentos tocados por músicos en directo, sería una experiencia aún más gratificante. En un momento del show Vermilia nos comentó que no importara que no entendiéramos la letra, la cuestión era sentir la música. Y ya te digo si la sentimos.
Fotos y vídeos: Diego Gámez.