Aprovechando que los suecos H.E.A.T venían por tierras sureñas y ese día descansaba de mi actividad laboral, decidí ir a ver a los nórdicos a Sevilla que actuaron el pasado 7 de noviembre, ya que por desgracia para los pueblerinos de la Costa del Sol se nos acabaron los conciertos que los murcianicos de Madness Live venían haciendo por estos lares. A modo de reflexión, he ido a varios conciertos de Madness Live cuando hacían bolos en Málaga, y viendo como está el panorama actualmente en cuanto a la famosa escena rock en la Costa del Sol, está claro que hay más vida en el Desierto de Tabernas que en Málaga.
Lógico que Madness hiciera el petate, en Sevilla era martes y H.E.A.T metieron a 400 personas en una sala Custom, que a mi parecer en cuanto a capacidad la veo muy comparable a salas como la Trinchera de Málaga. Pero claro, habría que preguntar también el precio de los alquileres de las salas de Málaga, chico que estamos en la Costa del sol donde te soplan 4 euros por un mini botellín de cerveza en un garito viendo a una banda cojonuda con un sonido de 💩 debido a que la acústica de mi baño es mejor que la del garito.
A lo que iba, que me desvío del tema, total que volante en mano y “Cruise mode On” allí iba yo por esas llanuras de la A92 de la época en la que Curro (el de la expo) se daba chapuzones en el Guadalquivir y nos visitaba un Joe Satriani aún con pelo, junto a Steve Vai y un descolocado Brian May, diciendo ¿Qué fucking hago yo aquí, con estos dos?
A eso de las siete llegué a la sala Custom no sin antes, haber “disfrutado” de la gratificante experiencia de las entradas a una gran ciudad en hora punta. Pero bueno, el “chivato” como le digo yo, se portó bien, aunque mis partes nobles se hicieron muy pequeñas en un par de ocasiones cuando el señor GPS se puso en plan “buscando señal de GPS” y me dije como me pase esto en la entrada de Sevilla, la que puedo liar si va a ser un concierto de verdad, y no lo que me voy a encontrar en la sala Custom.
Al fin, vi el cartel de sala Custom, y me relajé. Pensaba que haría frío (Si en Sevilla, también hace frío), pero para nada, era una noche con una temperatura ideal, así que me puse en la cola mientras me percataba del puesto de hamburguesas de toda la vida en frente de la sala. (Otro punto para Sevilla) Solo faltaba que el puesto se llamara Uranga, y ya hubiese sido rizar el rizo.
Una vez crucé el umbral de la puerta, me encontré con un ambiente agradable dentro de la sala, buena temperatura, y donde poco a poco se iban acercando al escenario un público donde la media no bajaría de los 30, y de ahí para arriba. Que queréis que os diga, los jóvenes ya no escuchan rock, y si lo escuchan es porque sus padres quieren que sus hijos sean rockeros por narices, y están todo el día con la machaca, y comprándoles camisetas del Primark con serigrafías de bandas de cuando esos padres tenían acné. Lo que seguramente no sepan esos padres, es que ese niño/a o adolescente, estará hasta las tachuelas de tanto rock, y preferirá escuchar cualquier canción de Taylor Swift o Bud Bunny mientras juega a juegos como al Counter-Strike, Minecraft, o Roblox.
Total, que allí estaba yo, en las primeras filas, en todo el meollo (con precaución, que uno ya peina canas) fijándome en el escenario donde compartían el back-line los Crazy Lixx y los H.E.A.T a la vez que me fijaba en los dos grandes ventiladores a ambos lados del escenario y daba gracias a Odín, y al resto de dioses nórdicos por no estar en el mes de julio en Sevilla. La entrada y comienzo de Crazy Lixx fue como un regreso al futuro pero sin el Delorean de Marty. Esos pelos cardados, esas mini camisetas, las zapatillas blancas, las tachuelas y complementos, y un escenario donde había más cuero que en una marroquinería me llevaron hasta los años de mi niñez donde escuchaba en cintas de casetes (por supuesto grabadas) el famoso ‘Final Countdown’ de Europe, o el ‘Appetite For Destruction’ de Guns N’ Roses entre otros, y veía películas de terror a escondidas en mi preciado video reproductor VHS, de cuatro cabezales (¡Ojo!)
Ocho temas en total fueron los del set de Crazy Lixx en apenas cuarenta y cinco minutos de show. Los suecos suelen ser de ideas fijas, no se complican, solo hay que ver los muebles de IKEA. Tanto Crazy Lixx como H.E.A.T llevan sin variar el setlist desde el comienzo de la gira (al menos la española). Aunque en el caso de Crazy Lixx tengo que romper una lanza a su favor, ya que por lo visto el vocalista llevaba arrastrando problemas de salud desde practicamente el comienzo de la gira española, así que el hombre hizo lo que pudo. Aun así, la banda se mostró poderosa sobre el escenario, donde la electricidad fluía a raudales a través de las cuerdas de las guitarras de Chrisse Olsson, Jens Lundgren y el bajo de Jens Sjöholm que me recordaba a Joey Tempest (Europe) en sus años mozos. Con un público rendido a los pies, Crazy Lixx nos iban entregando temas de Glam Rock y Sleaze con ese clásico sonido angelino, y salpimentado por una nostalgia ochentera impregnada por la sangre del “micro-cuchillo” en mano del vocalista Danny Rexon y su máscara de Jason durante el tema ‘XIII’ en un homenaje a esas películas de terror que marcaron a toda una generación.
Es cierto que Crazy Lixx son una banda de directo, son pura energia sobre el escenario y calentaron mucho el ambiente con clásicos de la banda como ‘21 ‘Til I Die’, pero estaba claro que los reyes de la noche eran H.E.A.T, Danny lo sabía y en varias ocasiones hizo las de presentar a lo que estaba por venir. Y vaya si lo sabía porque lo que vino a continuación hizo que estuviese a punto de pedir oxígeno, un desfibrilador, y un cura para darme la extremaunción.
Setlist:
Whiskey Tango Foxtrom.
Anthem for America.
XIII.
Silent Thunder.
Rise Above.
Walk The Wire.
21 ‘Til I Die.
Never Die (Forever Wild).
Tras un pequeño descanso para reponer electrolitos, y donde el personal de ambas bandas, y músicos de Crazy Lixx se apresuraban a recoger el material sobre el escenario, y poner todo a punto para H.E.A.T, ahí estaba yo después de una primera embestida de rock sueco, y preparado para la siguiente. La sala se iba llenando por momentos, y un aura de gran expectación reinaba en el ambiente. La gira española estaba siendo todo un éxito, y para muchos, H.E.A.T habían sido todo un descubrimiento en directo, ya que la fama de la energía que derrochan en sus directos habían generado un hype en el metauniverso y en el mundo real.
Yo, que soy una persona precavida, me dije que no sería para tanto, (era mi primera vez que los veía, y espero que la primera de muchas) iluso de mí. Además, estaba el aliciente de la vuelta de uno de sus fundadores: el vocalista Kenny Leckremo después de su salida de la banda en 2010.
Sobre una sala a oscuras, a eso de las 21:04 que marcaba un reloj enorme sobre uno de los laterales del escenario, empezó una intro que se entrecortaba con flashes para dar paso a unos músicos a ritmo de doble bombo en la sensacional ‘Demon Eyes’ mientras los géiseres de aire, envolvían el escenario sobre un largo telón de fondo con la portada del álbum ‘Force Majeure’. El clímax llegó cuando apareció Kenny Leckremo enfundado en su pantalón de cuero con una talla menos, sus melenas infinitas y esa sonrisa eterna (que estuvo a punto de convertirse en la del “cuñao”, cuando su guitarrista Dave Dalone en algún momento del concierto le golpeó sin querer con el pico de la pala) produjo la admiración, y el fervor del público allí presente, y también algún que otro suspiro. A partir de ahí, todo aquello fue un huracán de categoría 4 como mínimo. Con un sonido limpio y atronador, (escuché que el sonido de Crazy Lixx fue algo bajo) la banda se dejó literalmente la piel sobre el escenario, y nos mostraban el porqué la fama que tenían en directo, no era sobrevalorada.
Los primeros temas fueron como una explosión nuclear de energía, Kenny con una pose y gestos al Dickinson de la época del ‘Number of The Beast’ nos llevaba en volandas. Saltamos con él, gritamos con él, y canté los temas hasta la extenuación, no siendo mi banda favorita. Un amable señor al lado mío me gritaba “y por esto ya ha merecido la pena los 30 euros”, y a mí se me nublaba la vista, y pasé a un fundido en negro. Bromas aparte, realmente tuve que parar y a partir de ese momento, me di cuenta que no tenía 20 años y me tiré el resto del concierto disfrutándolo, pero más tranquilo porque sabía que si no, no saldría de allí vivo (tengo que hacer más deporte).
Kenny era el director de una orquesta perfectamente engranada y a lo largo de quince temas de su discografía nos fueron demostrando el porqué son una de las bandas internacionales con mayor proyección a día de hoy.
Un setlist variado donde los suecos fueron haciendo un recorrido por su discografía con temas como ‘Cry’ de su primer disco homónimo, a temas ya clásicos como ‘Living on the Run’, ‘Downtown’ del ‘Address Nation’ donde Kenny los llevó perfectamente a su registro vocal, o ‘Back to the Rhythm’ del último trabajo ‘Force Majeure’. Un concierto de hora y pocos minutos donde Kenny en ningún momento mostró signos de agotamiento, y donde no dejaba de saltar o correr mientras el resto de bandas ejecutaba los temas de forma sobresaliente. Palabras de gratitud, (algunos momentos en un correcto castellano) ante un público sevillano totalmente entregado, y donde fueron presentados cada miembro de la banda para acabar el concierto con el tema ‘A Shot at Redemption’ del álbum ‘Tearing Down the Walls’. Tras lanzamientos de púas, y baquetas, se retiraron para un merecido descanso. Una pena que no salieran posteriormente a saludar a los pocos que allí quedábamos, como si hicieron algunos de los integrantes de Crazy Lixx que amablemente atendieron a público en la zona de merchan, y se prestaron a hacerse fotos.
Ahora me esperaba un viaje de más de doscientos kilómetros de vuelta, pero fue amenizado por la música de Jonathan Hultén, imaginandome que atravesaba espesos bosques suecos. Y entonces, me sentí satisfecho de haber podido vivir, y disfrutar de semejante concierto con una sonrisa de oreja a oreja, y que el viaje había merecido la pena.
Setlist:
Demon Eyes
Rock Your Body
Hollywood
Downtown
One by One
Late Night Lady
Come Clean
Breaking the Silence
Living on the Run
Beg Beg Beg
Cry
Point of No Return
Back to the Rhythm
Dangerous Ground
A Shot at Redemption