Es domingo, y nos vamos in extremis al concierto de Crypta en Sevilla, dos horas y poco hasta una Sala X que nos espera en algún punto de Sevilla que es nuevo para nosotros. La caravana del metal sale de tierras malacitanas para ser recibidos con cervezas Victoria en tierras sevillanas. (Es que os tenemos que querer sevillanos) Eso sí, la entrada a Sevilla y su famosa salida 0 nos hace la peineta, en plan "hola forasteros", no me quiero imaginar como deben ser esos accesos entre semana, y en plena hora punta. En Málaga también tenemos alguna que otra salida, que te hacen cortes de manga, y que seguramente provienen de la idea de alguna mente privilegiada que no tiene que conducir por esos lares.
Una vez llegados a Miarma City, tuvimos la suerte de aparcar en la misma puerta de la sala cuyo bonito y retro letrero evocaba a los antiguos carteles de los teatros del Nueva York del siglo pasado. Había un poco de ambiente en la calle, pero era domingo, con lo que eso conlleva. La sala abre de forma puntual, y saludamos a nuestro querido Dani de Sevilla Metal que el día anterior llenó la sala con su Cachopo Fest. Olé ahí mi Dani, aunque beba Cruzcampo. Si ya de por sí, ya estábamos enamorados de la escena rock que se mueve en Sevilla, el interior de la sala hizo que se me cayera al suelo todo lo que llevaba puesto. Que maravilla de sala, pequeñita, para unas 300 personas, con un escenario bien alto, muy acogedora, y con sonidazo. Deberían aprender de esto en Málaga. Además, cuando Jes, mi parte contratante, pidió un par de cervezas, y nos trajeron dos buenos botellines de Victoria a 3€ la botella, me faltó cantar por Los del Río. Cosa que si hizo, más bien bailar nuestro grandullón "Erik el Vikingo", pero vamos por partes.
Hemos dicho que hemos llegado a la sala, hemos pagado un precio de risa (18€) por ver a tres bandas internacionales, y lo mejor de todo, aquello se va inundando de jóvenes. Sí, de jóvenes, no de "jovenes" con canas o calvas, cuyo lema es el de “los cuarenta son los nuevos treinta”. Pasamos por la zona de merchan, y vemos precios correctos para ser bandas internacionales: 20€ camisetas, 15€ Cds, 25-30€ vinilos. Y lo que me llamó la atención, algunos Cds, donde ponía "Free" imaginaos, lo que tuvo que durar aquello, ni los paraguas en la feria de FITUR.
Pedimos nuestra bebida de rigor, con una sonrisa de oreja a oreja, pero lo que no sabe mi compañero es que está fuera de su zona de confort. Salen a escena los jóvenes daneses Plaguemace, y es entonces cuando nuestras cervezas sale a borbotones por nuestras narices (como me alegro de no estar ahora mismo en el siglo X). Un enorme rubio con cara de pocos amigos enfundado en unas bermudas Adidas, y camiseta blanca se nos echa encima a base de profundos guturales, mientras la horda que lo acompaña nos muestra que vienen de tierras hiperbóreas, y si sus ancestros partían cráneos, ellos vienen a partir cuellos. Este quinteto danés formado en 2020 solo tienen un álbum de estudio, pero se muestran con un desparpajo sobre el escenario, y una profesionalidad dentro de las tablas, que muchos "rockstars de aliexpress" ya quisieran. Pero el rey de la noche fue Andreas, su vocalista, que se metió rápido al público en el bolsillo. El vikingo no es tan fiero como lo pintan, se suelta a bailar la macarena a ritmo de blast beats, anima a un público enloquecido, y chapurrea algunas palabras en español. La mitad de la banda acaban sin camiseta debido al calor que impera en la sala. Un calor que envuelve a Andreas en sudor, y nos muestra una cantidad enorme de tatuajes en su cuerpo que se mueven al ritmo de un Death metal putrefacto y atronador, mientras algunas almas entran en estado de trance, a juzgar por el movimiento de manos que pudimos apreciar.
La sala que estaba a medio llenar no tarda en llenarse, y no tardan ni cinco minutos en formarse los primeros Mosh pit. Andreas y su bajista Ruben se animan a bajar a mezclarse con el público, Andreas se queda con nosotros, y anima a hacer un Wall of Death. Acaba girando con la gente mientras canta, y termina subido en la barra de la sala para acabar con unos 30 minutos de actuación que ha pasado como un suspiro. Ahora entiendo el porqué los daneses están considerados como los más felices del mundo.
Setlist.
Cannibalicious
Rhythmic Demise
Impenetrable Leather
Carnivore
Among the filth
Ambrosia
Tras reponer electrolitos, nos ponemos cómodos junto a la barra para ver la siguiente embestida de Death Metal. Cada vez hay menos huecos en la sala, y empiezan a aparecer los espabilados: razas de seres que aparecen en todos los conciertos, que con la excusa de ir a pedir a la barra, compran la bebida, no se van, y acaban ocupando tu lugar. O los que directamente se colocan delante de ti a una distancia que podrías leer la talla de su la camiseta, sin preocuparse si la persona de detrás puede ver o no. La próxima vez dejaré en casa la capa élfica.
Total que allí estábamos mi colega de fatigas Jes, y yo esperando a que salieran a escena cinco chavales imberbes, creo que aún más jóvenes que los anteriores. Yo no sabía si iba a ver a Nakkeknaekker (rompe cuellos en danés) o a los caños daneses, y es que se veían tan pulcros y jovencitos. Craso error, Mare de Deu, pero estos chavales de donde han salido. Lo de Dinamarca no es ni medio normal, eso sí, mucho más serios que los anteriores, más estáticos, pero un sonidazo increíble, y unos temas con una dinámica y una calidad compositiva al nivel de las grandes del Death Metal. Sin ningún trabajo aún en el mercado, estos chavales apuntan muy muy alto. La voz de Christoffer, era menos profunda que la de Andreas, y quizás en algunos momentos se sentía ahogada, pero a nivel musical, sonaron de diez, en especial Anton Bregendorf a la batería, el chaval es un fuera de serie, aunque el resto de la banda, ninguno se queda atrás.
Aunque en un principio parecieran más fríos sobre el escenario, el público reaccionó de igual manera que con Plaguemace: Moshpit, vítores y clamor por una banda que nos pasó por encima como una apisonadora mediante un perfecto Old School Death Metal de corte escandinavo durante los cuarenta minutos que duró su show. Habrá que seguir a esta banda muy de cerca.
Setlist.
Putrefied Body Fluid
Horizon of Spikes
Shackled to a corpse
Nephilim
Unholy Inquisition
Absorption
Face Splitting Madness
Y ahora llega el turno de la banda por la que vinimos a Sevilla: Crypta. El cuarteto brasileño, liderado por Fernanda Lira, venían presentando su segundo trabajo, "Shades Of Sorrow", y sabían que en Sevilla no iban a defraudar. A lo largo de unos setenta minutos, Crypta nos dejaron un total de doce temas marcados a fuego en una Sala X más que satisfecha por semejante derroche de metal extremo, pero a mí me dejaron con un sabor agridulce.
No había parafernalias sobre el escenario, solo algo de atrezzo en forma de espadas sobre el pie de micro y poco más, aparte de su enorme logo detrás del escenario. Da igual lo pequeño o grande que sea el escenario, la carismática e hipnotizante presencia de Fernanda Lira llena el escenario de cabo a rabo, con un aura muy especial. A ambos lados de ella, Tainá y Jessica a las seis cuerdas estaban preparadas para arrollarnos con un Death Metal frenético, y demostrarnos porque fueron elegidas por Fernanda para formar parte de Crypta.
Lo del sabor agridulce, no es por la actuación de la banda en sí, que me pareció perfecta y arrolladora, sino por el sonido que no fue lo todo claro que al aquí presente le gustaría. Del lado izquierdo, Jessica que es una gran guitarrista, apenas se le escuchaba, sobre todo a la hora de hacer los solos, y el bombo de la batería apenas era existente, a diferencia de Nakkeknaekker. Por suerte a Tainá sí se le escuchaba algo mejor. Esa falta de nitidez en el sonido, provocaba que la batería en velocidades altas perdía la pegada, y los blast beats apenas eran perceptibles, aunque se veía como Luana ejecutaba a la perfección todos los golpes, una pena.
Por contra, la reina de la noche fue Fernanda Lira. Se nota la experiencia sobre las tablas de la brasileña, el rango vocal de Fernanda es una auténtica pasada, y juega con su voz como le da la gana. Puede pasar de oscuros y profundos guturales a agudos en un plis plas, que romperían los botellines de los allí presentes. Con un perfecto español, y en perfecta comunión con los allí presentes, no dejó de animar a un público totalmente entregado, daba pasos a los temas, presentaba al resto de la banda, y nos agradecía que fuésemos el combustible para que las bandas sigan adelante. Crypta nos arrolló sin darnos cuenta, nos enamoró con su Death Metal brasileño, y reinvidicó a la mujer en una escena hecha por hombres. Un par de bises, y una despedida que sonaba a que no tardarán en volver.
Los cazatesoros como dice mi amigo Jesús estaban ahí a pie de escenario, a ver que podían pillar, los miembros de las otras bandas, una vez acabados sus conciertos, eran uno más entre el público. La gente se hacía fotos con ellos, firmaban discos y hablaban tranquilamente. Crypta salieron después, aunque no todas, ya que tocaba recoger, pero aun así, se mostraron muy cercanas y agradecidas. Todos estos músicos siempre tendrán mi respeto y admiración porque son unos currantes natos, y no es llegar, tocar, y para casa o al hotel. Las furgonetas ya estaban en la puerta, esperando para hacer cientos de kilometros hasta la otra punta del país, eso es Rock and Roll. Nosotros felices y contentos, y nos quedó claro que Crypta merecen otra visita por nuestra parte cuando vengan, esperemos que vengan de nuevo por el sur.
Nos despedimos de Dani, que nos trató de diez, y a otra cosa mariposa.
Lo mejor: La cara de Jesús viendo la capacidad vocal de Fernanda.
Lo peor: Que en Málaga no se apueste por estos eventos.
Setlist.
The Other Side of anger.
Posionous Apathy
Lift The Blindfold
The Outsider
Lullaby for the forsaken
Stronghold
Trial Of Traitors
Under The Black wings
Dark Clouds
Agent Of Chaos
Lord Of Ruins
From The Ashes